martes, octubre 24, 2006

Terminator C-106

La historia es tan sencilla, que podría explicarse incluso hasta con el más ramplón de los maniqueísmos.

Una fuerza enfrentando a la otra, mano a mano.
Es la Luz, peleando contra la Oscuridad, en la eterna llama del Equilibrio Universal.
Es la tesis versus su correspondiente antítesis.
Es la Inteligencia, enfrentando con bizarría los continuados ataques de la Ignorancia.

Seres, de todos tipos, imaginables, inconmensurables, inniteligibles, cercanos, reales en sus diversas formas de manifestación, enfrentados por la fuerza de atracción y repulsión que ésta lucha trae consigo.

Guerra, a todos los niveles, y de todas las formas posibles.

Y un buen día la Ignorancia decide una estrategia despiadada, contundente:

La Inteligencia se desarrolla con el Pensamiento, dice.
Condicionemos esa herramienta. Mandaremos un agente a intervenir el Proceso Universal, un troyano.

A poco, aparece el C-106.

Disfrazado como uno de los instrumentos de la Inteligencia, el honorable Compás, herramienta imprescindible para el conocimiento matemático, se dispersó, multiplicado, en las aulas en las que miles y miles de pequeños educandos recibían sus primeras Instrucciones.
El C-106, de manejo inestable, de diseño áspero y partes frágiles, no es una herramienta adecuada para un niño. Los círculos no salían, las puntas se rompían, las patas se doblaban.

Pero para esas jovenes mentes el error no estaría en la herramienta, en éste temible compás. Ni siquiera lo entenderían. Simplemente se quedarían mirando a la hoja, y diciendo no, yo no nací para ésto, yo no soy bueno para las matemáticas, yo, no soy bueno para nada.

Y ahí estaría, en la efectividad del ataque del C-106, el mayor efecto producido por el golpe formidable de la Ignorancia.

Eso pasó hace ya muchos años, suficientes como para que generaciones y generaciones de estudiantes se llevaran instalado éste programa en el subconsciente. Se está trabajando en una cura, pero los efectos pueden no ser reversibles. El compás sigue esparcido por todos los lugares que distribuyen material escolar.

El asunto requiere atención, pero no todo está perdido. Se ha filtrado información suficiente como para comenzar a preparar un contraataque.

Damas y caballeros, les presento al troyano:



10 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy contigo, hermano. ¡Voto por una quema masiva de juegos de geometría Baco, pegamentos del Elefantito, colores Blanca Nieves y todos esos implementos que nos hicieron la infancia miserable! Convoca aquí en tu blog. Te quiero, brothi, ya sabes que eres mi autor favorito

Anónimo dijo...

El anterior comentario era yo, Teteta Bond, por si te quedaban dudas... je je je

Grimalkin el Bardo dijo...

Yep. Esos papeles conque tapizábamos las paredes de los edificios, ofreciendo nuestros servicios como detectives privados, no eran de broma, eh?

Gracias por la sinergia, hermana.

Gaby del Río dijo...

Sì, tambièn còmo sufrì con esas malditas cosas...jejeje.

P.D.
Gracias por la visita, y el comentario, lo sè...y lo mismo digo.

Anónimo dijo...

baste con decir que ese aparatejo fue causante de mis pesadillas infantiles.

Quilly

Anónimo dijo...

Pero ese era sólo el principio, Gabo. Poco tiempo después apareció el genio creador del plan maestro. Ninguno de nosotros pudimos sospechar siquiera (y muchos aún no se han dado cuenta) de la terrible tiranía que sufriríamos a lo largo de la primaria y secundaria.
Señoras y señores, permitanme desenmascarar al responsable:
La monografía.
A la fecha es culpable de que los niños se alejen de las bibliotecas y recurran a la papelería de la esquina para obtener información e ilustración de un guamazo.
Déjen de culpar a la maestra o al sistema educativo.
Huevones!

Víctor.

Anónimo dijo...

Hermanito, no sé si se vale responderle a los fieles lectores de tu blog, pero sólo quiero decir que estoy de acuerdo con Víctor... ¡Chale!, si alguien recuerda otro episodio miserable de la infancia, como el Baco y las monografías, pienso tirarme en la estación Ermita (en domingo por la mañana, pa' no molestar) Te quiero, Gabiux...

Grimalkin el Bardo dijo...

Claro que se vale la retroalimentación, los anuncios y las buenas vibras, bienvenidas sean.

Ya entrados en gastos, y por supuesto que manifestándome en contra de que te avientes al metro, hermana (mejor los aventamos a ellos) alguien haga referencia a los tenis Panam, de perdida...

;)

Saludos a todos...

Gaby del Río dijo...

Jajajaja, aún ahora hay tenis Panam en tu casa, no lo olvides.
;)
Igual yo, Teteta Bond. :)

Grimalkin el Bardo dijo...

Mi recuerdo de los tenis Panam no es, a diferencia de los juegos de geometría Baco, en absoluto desagradable. Recuerdo que son poco durables, por estar hechos de tela, pero los recuerdo siempre como zapatos cómodos, que con cada rotura me iban demostrando cuántos pasos dábamos en nuestros días infantiles. Por supuesto, esos zapatitos siguen en mi casa, ahora en los pies de mi querido vástago...
;)